
La forma en que dispongamos la clase dará un mensaje de importancia decisiva a nuestros estudiantes sobre lo que valoramos en el aprendizaje. La distribución física de la clase puede facilitar o dificultar el contacto entre alumnos, entre el profesor y los alumnos y también el aprendizaje en general. David y Roger Johnson plantean cuatro simples reglas a seguir al diseñar el ambiente de clase:
1) “Cara a cara” y “Rodilla a rodilla”. Los miembros de cada grupo de trabajo deben poder tener contacto frente a frente, de manera que puedan conversar entre sí sin distraer a los miembros de otros grupos o distraerse con ellos.
2) Cara al frente. Todos los alumnos de la clase deben estar sentados de manera que puedan mirar hacia el frente sin adoptar una postura incómoda y sin tener que hacer girar sus sillas.
3) Crear espacios privados y espacios de circulación. En otras palabras, la distancia física entre los grupos debe ser clara, de manera que cada uno pueda trabajar con un sentido de privacidad y que el profesor pueda tener acceso rápido a cualquiera de ellos.
4) El diseño debe ser flexible, y permitir que los alumnos cambien de grupo con rapidez, eficientemente y sin hacer desorden.
1) “Cara a cara” y “Rodilla a rodilla”. Los miembros de cada grupo de trabajo deben poder tener contacto frente a frente, de manera que puedan conversar entre sí sin distraer a los miembros de otros grupos o distraerse con ellos.
2) Cara al frente. Todos los alumnos de la clase deben estar sentados de manera que puedan mirar hacia el frente sin adoptar una postura incómoda y sin tener que hacer girar sus sillas.
3) Crear espacios privados y espacios de circulación. En otras palabras, la distancia física entre los grupos debe ser clara, de manera que cada uno pueda trabajar con un sentido de privacidad y que el profesor pueda tener acceso rápido a cualquiera de ellos.
4) El diseño debe ser flexible, y permitir que los alumnos cambien de grupo con rapidez, eficientemente y sin hacer desorden.
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